Tuvo todo el control con su trilogía sobre la emoción: El mismo amor, la misma lluvia, mi preferida, ya con Soledad Villamil y Ricardo Darín, El hijo de la novia, la más reconocida y candidata al oscar, y Luna de Avellaneda, la menos valorada pero para mí igualmente efectiva, de nuevo con Darín, siempre Darín.
Su última película ha supuesto un cambio, se pasa al thriller con El secreto de sus ojos, aunque sin olvidar ese toque cotidiano de humor tan suyo. Aunque se base en una novela, Campanella sigue dejando su sello, esa sensibilidad a flor de piel, esa maestría en la dirección con aquella escena del partido de fútbol, simplemente brillante.
Y sin olvidarnos de las series que ha dirigido, capítulos sueltos en El guardián, 30 rock, Ley y Orden y sobre todo House, donde suele repetir, y que le suponen una distracción entre película y película, y no lo neguemos, unos buenos ingresos. Curiosamente es una serie su gran obra maestra, pero una serie creada por él, Vientos de Agua, coproducción argentina-española que Tele5 se encargó de que no llegara al gran público. Sin embargo, fue uno de los DVD más vendidos en su año. Su doble historia sobre la emigración española a Argentina del pasado y la argentina a España en la actualidad, supuso su cúlmen en 13 capítulos memorables.
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