Tuesday, January 25, 2011

Criticando, siempre criticando

Biutiful (***)
de Alejandro Gléz. Iñárritu,
Armando Bo y Nicolás Giacobone

Iñárritu extrema su habitual discurso basado en el dolor y la frustración, por primera vez si Arriaga y por primera vez ambientada en España (tras haber analizado las miserias humanas en México, Estados Unidos, Marruecos o Japón) y más concretamente en una Barcelona anti-postal, alejada de los estereotipos, una antítesis, como ya se ha dicho, de la Barcelona de Woody Allen en Vicky, Cristina, Barcelona, también con el propio Bardem. Ahora Bardem se mueve en lo peor de Barcelona, en lo peor de cualquier ciudad, no por las personas que las habita, sino por las necesidades que pasan.



Bardem es un padre de familia al cuidado de sus dos hijos con una ex mujer y un hermano que viven más al límite que él, rodeado de todo un mundo multirracial en el que todo el mundo trata de ganarse la vida como buenamente puede. Entonces aparece Bardem como nexo de unión de todos ellos, como una especie de salvador o como un aprovechado más.

Bardem entre ellos y sobre todos, sosteniendo la película por encima de los excesos de Iñárritu, que parece recrearse en el dolor, denunciándolo pero haciendo de ello un espectáculo. Aún así, logra exprimir los sentimientos al máximo, dejando que la vida muestre su visión más amplia, y uno tome conciencia, a golpe de efecto, que la vida va más allá del día a día, la vida está en esas calles recónditas donde la supervivencia es la primera misión.

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