Deadwood debería poner al lado HBO marca garantizada, porque de nuevo se cumple en esta joya ya conclusa que se adentra con la misma hondura y precisión que sus compañeras The Wire y Los Soprano, pero en formato lejano oeste.
Aquí se mezcla realialidad y ficción en la construcción de este pueblo fronterizo y clandestino agraciado con la lotería del oro, que sorprendentemente no será el centro de las ambiciones que sí muestran los personajes, que derivan en amores, venganza y ansias de poder.
No hay una gran acción que seguir en esta primera temporada, sólo se pretende poner la cámara y reflejar con un estilo realista lo que ocurre en este pueblo. Presenta personalidades impactantes como la de Swearengen, el Soprano del pueblo; o Cy, su competidor; o Bullock, el hombre justo; o Alma Garret, la enamorada; o el mítico Wild Bill Hickock y la honestidad del profesional.
Deadwood es cruda (esto lo digo siempre con The Wire o Los Soprano, pero siempre se ajusta a la realidad), es áspera, posee escenas violentas, que no sangrientas, violentas psicológicamente, llegando al dramatismo. No encontramos acción al estilo Western, aquí no hay carros blindados, esto es sólo un relato pintoresco de un pueblo más.
